Los valores en la educación de los niños

La importancia de los valores en el aprendizaje de niños en edades tempranas.

La situación actual.

Hoy en día observamos en los medios de comunicación y en nuestro propio entorno que existe un progresivo déficit de valores morales en la población joven de nuestro país.

En un contexto en el que se necesitan innovaciones y gente preparada y capaz, sólo una pequeña parte de los jóvenes mantienen el esfuerzo de alcanzar un buen nivel de liderazgo, competitividad y trabajo. La crisis económica mundial sigue provocando efectos bastante destructivos incluso en las principales finanzas del planeta, y en especial, parece haberse cebado con varias economías de Europa, como la hasta ahora intachable Irlanda, Portugal, Grecia, la poderosa Italia, y también de especial manera España.

Todos estos países requieren un liderazgo de las nuevas generaciones para sobrepasar este bache que ya se ha extendido con rapidez a los sectores políticos y culturales.

España pierde unidad y también imagen exterior. Mencionarla supone referirse a un país en el que el paro campea alegremente por más de un 20 % de la población.

Movimientos como el 15M y DemocraciaRealYa son la esperanza de esta sociedad de que tenemos iniciativa, tenemos futuro, y sobre todo tenemos voz. Este fenómeno que se inició en la Puerta del Sol madrileña, ya se ha propagado alrededor del mundo de manera inminente. Movimientos como OccupyWallStreet no son otra cosa que el reflejo de la revolución mundial iniciada en España ante esta crisis que amenaza el actual sistema de capitalismo liberal.

Ausencia de valores: La llamada generación “Nini”

Ante este panorama casi desolador que a menudo nos encontramos en los periódicos, la televisión, y también en la mayoría de conversaciones que mantenemos en nuestro día a día, muchos jóvenes optan por llevar un estilo de vida marcado por el “pasotismo”, y que ya tiene nombre incluso. La generación perdida, o la generación Nini, como llamó en un reportaje la cadena televisiva española  La Sexta en el año 2010, es una generación en el que el no hacer nada con los estudios ni con la situación laboral marca el horizonte de niños y jóvenes que poco a poco van también adquiriendo conductas agresivas y vejatorias hacia sus padres. Éstos se ven obligados a forzar a estos “nini” a buscar una salida a su situación, e incluso a echarlos de casa si no colaboran con la economía familiar.

El perfil de estas personas es de jóvenes de 18 a 24 años, parados y sin estudios, que viven en casa de sus progenitores, y que no tienen intención alguna de mejorar su futuro estudiantil o laboral. Se limitan a llevar una vida ociosa a costa de sus padres, a los cuales acarrea pesadas cargas económicas, y muchos quebraderos de cabeza pues no tienen límites en su conducta a la hora de respetarlos.

En numerosos programas de televisión que ahora están en auge, vemos perfectamente los problemas reflejados en este artículo. A una edad bien temprana se observan ya en Supernanny, de la cadena Cuatro.

En él se observa como los niños de tres años en adelante ya son capaces de alterar el orden en casa e incluso manejar a sus padres a base de berrinches y rabietas. La experta del programa ayuda a los padres a establecer unas normas de orden y conducta en los niños a base de estímulos positivos y negativos según lo requiera la actuación de los pequeños. La primera reacción que muestran estos niños es un rechazo total a la experta, debido a que por primera vez conocen a alguien que reclame autoridad sobre ellos. Después de no pocos momentos de rebeldía y terquedad, el niño asume su papel en el núcleo familiar, y los padres aprenden de la experta como mantenerlo y afirmarlo.

En el programa “Hermano Mayor”, también perteneciente a la cadena Cuatro, se tratan problemas de conducta quizás más difíciles, pues las edades ya varían hacia los 18 años en adelante. Son jóvenes con problemas de conducta, problemas incluso con la justicia, y que tienen a los padres a menudo en situaciones al límite. Muchas veces se ha observado como maltratan físicamente a estos padres o a sus abuelos, y los desprecia cuando ellos quieren hablar del problema que claramente ven.

Después de no poco trabajo y esfuerzo, consigue el protagonista hacer recapacitar y reconocer al joven que el modelo de vida que lleva no es el adecuado, y que necesita un cambio drástico en su panorama, que si bien no es por la vía estudiantil, al menos por la laboral. El joven siempre afirma que desde pequeño tuvo problemas en casa y que ciertas cosas han marcado sus actuaciones y sus posiciones ante la vida.

Eso es lo que claramente se debe evitar.

Las causas de estas conductas, y las formas de evitarlas.

El aprendizaje es algo que dura toda la vida, y moldea nuestra personalidad fabricando nuestra forma de ser y nuestras experiencias. Y comienza a edades muy tempranas.

Desde los primeros meses, el bebé advierte el ambiente que le rodea. Es muy importante mantener una atmósfera de tranquilidad y paz hacia el bebé, pues el estrés y otro tipo de situaciones familiares más severas como la violencia van a dejar una huella visible en las siguientes etapas de su crecimiento.

Especialmente desde que nace y hasta los tres años, es importante transmitirle al bebé tranquilidad y ambientes relajados. Una buena armonía en casa asegura que sea así.

A la edad de 3 años , según los expertos en psicología infantil, el niño desarrolla un aprendizaje más intenso. Ya hace algún tiempo que han adquirido la capacidad del habla, y ahora comienzan a imitar las actitudes que ven a su alrededor. Esta etapa está marcada precisamente por eso: la imitación. Los niños aún no entienden los valores básicos que más tarde aprenderán, y se limitan a imitar lo que hacen sus padres, pues en esta etapa son objeto de adoración.

Los pequeños no se despegan de sus padres, y si los ven leer el periódico, ellos piden su libro de cuentos y miran los dibujos. Si los padres dedican todo el tiempo que están en casa a mirar la televisión, los niños harán también lo mismo.

Es importante en estas edades criar al niño en ámbitos de lectura, de música clásica, de atención a los animales…  Un déficit de atención por parte de los padres va a causar efectos bastante negativos en los críos. Si no se les acompaña lo suficiente, y se les deja solos la mayor parte del tiempo, probablemente su grado de confianza con los padres será mucho menor a lo largo de su vida, y tenderán más hacia el uso de las nuevas tecnologías y consolas para pasar su tiempo libre cuando tengan mayor edad.

En definitiva, es esencial despertar en los niños intereses sanos y nobles, los cuales irán adquiriendo por imitar a sus padres. Más tarde esto desembocará en un ansia por saber cosas,  y una personalidad marcada por la ambición cultural y laboral.

La personalidad de los niños no viene configurada por defecto, ni tampoco se traspasa genéticamente. Un niño desarrolla su personalidad a partir de la base que los padres les ha trasmitido.

El crecimiento del niño a través de edades como los cinco años hasta la preadolescencia es lo que realmente marca la personalidad del muchacho. La captación del ambiente familiar se agudiza, al igual que el aprendizaje por imitación. Esta imitación está en tránsito en estas alturas. Los niños van dejando poco a poco de imitar a  sus padres para imitar comportamientos de compañeros de clase y primeros amigos. Es la edad de inculcarle los primeros valores. La honestidad, la justicia, el raciocinio y los buenos consejos deben estar muy presentes en las conversaciones familiares.

Y también la solidaridad. La capacidad económica de la familia, y su nivel de vida llevan al niño a entender la vida desde posiciones distintas. Como ya he comentado antes, esta etapa de la niñez es caracterizada por el paso de imitar a los padres a imitar a los compañeros de clase. Se imitan, además de comportamientos, la ropa y las marcas de los utensilios que utilizan. Determinadas marcas de ropa , por ejemplo, son causa de las primeras diferenciaciones visibles entre los niños, los cuales se limitan a presumir de sus pertenencias o a pedirles a sus padres que les compren los mismos productos que han visto en sus compañeros.

Es por ello también de suma importancia educar a los niños en la austeridad y el equilibrio económico, tanto en una buena economía familiar, como en una mala. Los regalos deben llegar por méritos propios del niño y como premio a su buena conducta. Hacerle entender al niño que puede adquirir cualquier cosa y que la tiene a su alcance con tan solo pedirla desembocará en una actitud de autosuficiencia y superioridad ante sus compañeros en un futuro.

Esta edad es también muy peligrosa pues está marcada por los primeros casos de “bulling”, es decir, conductas de continuas vejaciones físicas o verbales entre compañeros. Suelen estar causadas por el físico de los niños, su procedencia, como visten… Se debe estar atento a cualquier indicio de que los niños sufran o practiquen este tipo de actitudes, y erradicarlas lo antes posible, a través de los especialistas psicopedagogos de cada centro, los tutores… Se debe tener una actitud equilibradamente protectora, pues tampoco es beneficioso sobrepasarse en la protección al niño, que deberá aprender por sí solo a desenvolverse en su entorno con la ayuda necesaria.

Igualmente en esta edad también debemos alentarlos hacia el aprendizaje con lectura, películas, música, juegos de mesa… Mantener el ansia de conocimiento permitirá al niño evitar determinadas formas de fracaso escolar, aislamiento social, y conductas de rechazo.

Los estímulos son muy importantes también en esta etapa de la vida. El niño o niña, al no tener claros los valores o no entenderlos, necesita de algo más que lo impulse a actuar de manera correcta. A ello me refería antes, cuando decía que los regalos deben ser entregados cuando se merezcan. Hasta cierta edad y dejándoles claro que no siempre van a encontrar un regalo cuando hagan algo bien, se le debe transmitir al crío estímulos negativos (si se le quiere corregir una conducta), o positivos (si se quiere reforzar otra o conseguir algo).

Es importante no confundir cuando llega el momento de propiciar un estímulo negativo o positivo, pues un niño que necesite cambiar de conducta posiblemente no la cambie porque le ofrezcamos algo a cambio, y si la cambiase, a su entender sería una manera de obtener cosas a través de determinadas peticiones de sus padres. De la misma manera, si se quiere conseguir algo, como un mejor rendimiento académico, no debemos propiciar al niño estímulos negativos, pues puede caer en la obstinación y en una espiral de malos resultados y comportamientos. Es mejor proporcionarle ciertas recompensas de acuerdo a su esfuerzo.

Por último solo cabe decir que estas fases serán cruciales para conformar la mentalidad de los adultos que unos años después serán. Lo que han vivido en su núcleo familiar les ha hecho ser de una manera u otra.

Tres son las claves de la educación de los niños: Armonía en casa, transmisión de buenos valores, y propiciar en su momento adecuados estímulos .