¡Serendipity!
¡Serendipity!
¡Serendipity!
¿Serendipity?
«Serendipity»: Te enseñaba a no perder la atención en los detalles. Cada uno de ellos cuenta, y te demostraba que intuición y deseo acababan uniéndose en esa magia confusa llamada destino.
Ay el destino… decía un sabio anciano en el Central Park de Nueva York que el destino no es más que el puente que creamos hacia la persona que amamos. Éstas fueron sus palabras:»Cuando el destino quiere de verdad hacer algo, no puede hacerlo solo. Tienes que presentarte, tienes que acudir a ese restaurante. Tienes que construir el puente hacia la persona que amas.»
Ésa fue la enseñanza de «My Sassy girl»
A veces estos puentes son en realidad lo más parecido a un largo camino, a veces asfaltado, a veces cubierto de barro. Este camino quizás es extremadamente largo. Pero su final puede ser sorprendente: Incluso un presidente de Reino Unido descubrió que estaba enamorado de su torpe secretaria. Ése fue el final de su camino. Como el de un escritor que encontró su musa en una bonita y vergonzosa chica portuguesa. Es casi mágico, porque es totalmente imprevisible.
«Love Actually» simplemente enseñaba que… ¡All you need is love!
All you need is love es una gran enseñanza. A veces te hace falta alguien para levantarte por la mañana. Más falta incluso si lo has encontrado. Y hay personas que se mantienen unidas para toda la vida… Cada segundo de su vida, borran su memoria para enamorarse como la primera vez.
Como un chico, enamoraba a la misma chica una y otra vez, primero durante «Primeras cincuenta citas», y después la conquistaba todos los días de sus vidas.
Bien es cierto que a veces todo está al alcance de tu mano. Todos los acontecimientos de tu vida te llevan a la persona que tienes delante. Pero no sabes enfocarla bien. Necesitas un tortazo a modo de «Boda de mi novia» para darte cuenta de que en ocasiones, la vida ya te ha regalado la oportunidad de ser feliz. Y es que muy posiblemente, muchos tengamos algún punto de nuestro pasado que encajase en nuestro vacío de ahora. O quién sabe, quizás no.
¿Qué se puede hacer en 500 días? Puedes conseguirlo todo y estropearlo todo. Puedes sonreir o puedes acabar rodeado de botellas en un bar cualquiera, pensando en qué has fallado para haber perdido a una chica que ni tan siquiera creía en el amor.
«500 días juntos» nos enseñaba que la vida puede ser enrevesada. Normal y a la vez patas arriba. Cualquier vida «normal» es ya maravillosa. Una chica que no demostraba romanticismo y no quería adquirir ningún compromiso. Un chico que era todo lo contrario. Una situación cotidiana vista con otros ojos es una historia digna de recordar.
El amor es una apuesta, y la vida es un tira y afloja. Puedes apostar por alguien, arriesgar y casi morir. Esta es la historia de una apuesta. De dos personas que apostaban una contra la otra, por ver quién tenía la última palabra, quién llevaba razón. Esta es la historia de dos personas que se dieron cuenta muy tarde de que apostaban el uno por el otro, y que por la imposibilidad de ganar los dos, decidieron empatar muriendo y amando. Hablo de «Quiéreme si te atreves», quizás una historia que deja una única enseñanza: el hombre ha luchado en guerras para conservar la vida, ha temido la muerte desde siempre. Se le antoja que la vida es poca, fugaz. Y se lamenta de su antigua juventud. Ese mismo hombre ha dado la vida, sin dudarlo un solo instante, cuando entendía que era necesario para salvar a la persona que más quería. Pienso sin más que lo que hace el hombre en ese momento es simplemente salvar muriendo su propia vida.
¿Capaz o incapaz?
A veces amo a un fantasma. Es un fantasma por que sé como es, pero aún no lo he visto y no se quién es. Se puede decir que ese fantasma no es más que la proyección por parte de mi mente de esa chica perfecta, bohemia e inteligente que tanto me encanta. Pero cuesta imaginarse la cara del chico a quien se le apareció el fantasma de su chica ideal. Sí, su verdadero fantasma. Empezó a quererla y aún no la había tocado. Es curioso, pero «Ojalá fuera cierto» enseña que mucha gente tiene un fantasma que no da miedo, que es alegre y encantador. Que es fantasma únicamente porque no lo hemos conocido, porque no sabemos su apariencia.
Puedes sacar dos, o quizás tres conclusiones de esto…
1.- No parezco estar muy cuerdo.
2.- Cada persona a tu alrededor es más importante de lo que aparenta. Y observa cada detalle. Añádele a cada momento grandes dosis de emoción. «Cada historia en la vida de un hombre es como un punto en un cuadro impresionista»
3.- «La vida puede ser maravillosa». A este típico comentario del gran Andrés Montes, le añado yo una frase de mi propia cosecha: «La vida no es un camino de rosas, dejémoslo mas bien en que es un camino en el que te cruzas con alguien que ha estado siempre esperándote con una rosa».
Lo que tengo yo adentro. 